La alarma de la Enpa surge, según un comunicado divulgado este lunes por el diario Il Corriere Nazionale, tras recientes declaraciones del ministro de Agricultura italiano, Francesco Lollobrígida, quien señaló que “hace 30 años algunas especies estaban al borde de la extinción pero hoy sobreabundan”, en referencia a los lobos.
Lollobrígida indicó que “debemos enfrentar el problema con pragmatismo y sin ideologías, que han imposibilitado actividades virtuosas como la ganadería y la agricultura”, pero según la Enpa, “el censo del Instituto Superior de Protección e Investigación Ambiental (Ispra) muestra una situación muy diferente” a la descrita por el funcionario.
De acuerdo con datos obtenidos por el Ispra entre octubre de 2021 y abril de este año, se estima que la población de lobos en Italia alcanza los tres mil 350 ejemplares, de lo cuales unos 950 se encuentran en regiones alpinas y otros dos mil 400 habitan en el resto del país.
La especie ocupa permanentemente unos 150 mil 100 kilómetros cuadrados, de ellos unos 41 mil 600 en los Alpes italianos y 108 mil 500 en otras regiones peninsulares, cifra equivalente a poco más del 50,0 por ciento del territorio nacional.
Gianluca Catullo, directivo en Italia del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), subrayó que ahora “disponemos de datos exhaustivos y fiables sobre la presencia y distribución del lobo, una especie fundamental para nuestros ecosistemas”.
La Enpa criticó la visión del ministro de Agricultura, “que muestra un país a merced de los lobos. Lo que llama la atención es que los representantes de aquellos territorios donde el lobo está menos presente son los que están alimentando el clima de miedo”.
De acuerdo con los ecologistas, se debe conservar esta especie icónica, elemento fundamental para el buen funcionamiento de los ecosistemas al contribuir, por ejemplo, a la contención de la propagación de la peste porcina en la población de jabalíes.
En tal sentido, según la fuente, las organizaciones ambientalistas se proponen lograr el aumento de las zonas protegidas, para que abarquen en 2030 el 30,0 por ciento del territorio de Italia, “un desafío que nos permitirá también incrementar las áreas con una integración cada vez mayor entre la presencia del lobo y las actividades humanas”.
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