Después de interminables discursos que llenaron todo el tiempo de ayer desde la mañana a la medianoche, al filo de la madrugada la mayoría simple de la coalición oficialista que encabeza el partido Morena, logró imponer el denominado Plan B en materia electoral presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para sustituir la reforma constitucional vetada por la oposición.
En este caso resaltó que el jefe de la bancada morenista, senador Ricardo Monreal, votó en contra del proyecto, y aunque dijo que era una decisión personal y no implicaba ni al partido ni a los legisladores que representa, esta coincidió con la de la oposición.
Las leyes modificadas son seis: las generales de Instituciones y Procedimientos Electorales, de Partidos Políticos, de Comunicación, de Responsabilidades administrativas, y Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y expide una nueva, la de los Medios de Impugnación en Materia Electoral.
Pero aunque los dos dictámenes que las agrupan fueron aprobados en lo general, la iniciativa presidencial continúa siendo discutida hasta desahogar las mil 244 reservas presentadas por la oposición y morenistas en 27 bloques.
La oposición no logró en el curso del prolongado debate su objetivo de retrasar hasta 2023 la decisión sobre los dos dictámenes enviados por la Cámara de Diputados al Senado para corregir numerosas fallas constitucionales, muchas de ellas aceptadas como errores por la Secretaría de Gobernación.
El viacrucis de la propuesta no ha concluido, pues una vez que se agoten las intervenciones y votaciones de las supresiones o enmiendas, regresará a la Cámara Baja para comenzar de nuevo las exposiciones como la noria de las fábulas.
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