Hasta la fecha, solamente se recibieron 263,3 millones de dólares, alrededor de un tercio de los 816 millones de dólares comprometidos para proporcionar asistencia humanitaria crítica, incluyendo alimentos, salud básica y refugios para los damnificados.
El coordinador residente y de Asuntos Humanitarios de la ONU, Julien Harneis, el representante del Programa Mundial de Alimentos, Chris Kaye, y el jefe de Operaciones sobre el Terreno de Unicef, Scott Whoolery, alertaron de la grave escasez de fondos para atender las necesidades de las personas afectadas.
A ellos también se unieron el jefe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Pakistán, Carlos Geha, y la representante del organismo Save the Children, Ambreen Niazi.
Tres meses después de las inundaciones, la situación empeoró, agravada por el aumento de las dificultades económicas y ahora en invierno, cuando muchas personas permanecen expuestas al frío.
Los representantes de la ONU afirmaron que se necesitan fondos adicionales para ayudar a la población a pasar el invierno, restablecer las actividades agrícolas, ganaderas y de subsistencia y reconstruir sus hogares y comunidades.
«Esperamos que otros 1,1 millones de personas en las zonas afectadas por las inundaciones necesiten ayuda alimentaria urgente», declaró el responsable del PMA. Chris Kaye, del PMA, afirmó que entre 8,4 y 9,1 millones de personas pueden verse empujadas por las inundaciones a estar por debajo del umbral de la pobreza, y que cada vez más personas recurren a mecanismos perjudiciales para sobrevivir, como el trabajo infantil, el matrimonio precoz y el tráfico de personas.
Entre tanto, el riesgo de explotación y abusos sexuales sigue siendo alto.
No todas las zonas se están recuperando al mismo ritmo, ya que el agua sigue estancada en muchas zonas, los daños siguen siendo generalizados y los brotes de enfermedades continúan en algunos focos.
La salud pública es motivo de preocupación, pues las enfermedades transmitidas por el agua y los vectores siguen siendo frecuentes, pese a que los servicios sanitarios y el acceso al agua y al saneamiento siguen interrumpidos tras la catástrofe de los monzones.
Los daños y la destrucción de viviendas afectan a más de dos millones de hogares y son un impedimento para el retorno y la recuperación, y se calcula que 14,6 millones de personas necesitarán ayuda alimentaria entre diciembre de 2022 y marzo de 2023.
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