De acuerdo con el último parte emitido este viernes por ese organismo, la inflación en Italia se mantiene estable “por la tendencia opuesta de algunos agregados de gasto” entre los que cita la desaceleración en el precio de los bienes energéticos no regulados que pasó del 79,4 al 69,9 por ciento.
Por otra parte, el costo de los alimentos no elaborados se redujo del 12,9 al 11,4 por ciento y de los servicios relacionados con el transporte bajó de 7,2 a 6,8 puntos porcentuales.
Sin embargo, los precios de la energía regulada subieron del 51,6 al 57,9 por ciento, los de los alimentos procesados del 13,3 al 14,3; los de otros bienes del 4,6 al 5,0, mientras que los de los servicios recreativos, culturales y de cuidado personal pasaron del 5,2 al 5,5 por ciento, precisó la fuente.
La denominada inflación subyacente, que no contempla los precios de la energía ni de los alimentos frescos, se aceleró del 5,3 al 5,6 por ciento, mientras que en términos anuales, los de los bienes mostraron una leve desaceleración, de 17,6 a 17,5 puntos porcentuales, y los de servicios se mantienen estables, en 3,8 por ciento
Por tal razón, el diferencial inflacionario negativo entre estos últimos y los precios de los bienes se redujo levemente del 13,8 en octubre a 13,7 puntos porcentuales en noviembre de este año. En sentido general, “tras la fuerte aceleración de octubre, en noviembre de 2022 la inflación, que se mantiene en niveles no vistos desde marzo de 1984, cuando fue del 11,9 por ciento”, apunta ese instituto.
Los precios mayoristas del gas volvieron a subir en Italia durante la segunda quincena de noviembre y, “si bien se mantienen lejos de los máximos del tercer trimestre, hacen inciertas las perspectivas de un enfriamiento a corto plazo de la elevada inflación que ha caracterizado el presente año”, alerta el Istat.
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