El texto, titulado Queríamos trabajadores, pero llegaron seres humanos, se publicó poco antes del Día Internacional del Migrante, a conmemorarse el próximo domingo 18, y se concentra en los esquemas en operación en toda la región de Asia-Pacífico.
Acorde con la fuente, millones de personas abandonan sus países cada año bajo programas de migración laboral temporal que prometen beneficios económicos para las naciones de destino y dividendos de desarrollo para las de origen.
El informe detalla cómo, en muchos casos, estos contratos imponen una serie de restricciones incompatibles con los derechos humanos.
Destaca cómo los trabajadores migrantes a menudo se ven obligados a vivir en viviendas superpobladas e insalubres, sin poder pagar alimentos nutritivos y sin atención médica adecuada.
Además, las políticas que los excluyen del apoyo gubernamental en algunos países exponen a los migrantes a un riesgo desproporcionado de infección por Covid-19, señaló el informe.
“No se debe esperar que renuncien a sus derechos a cambio de poder migrar por trabajo, por crucial que sea para ellos y sus familias, y para las economías de sus países de origen y destino”, subrayó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk.
A propósito del tema, los expertos en derechos de la ONU enfatizaron que los Estados deben coordinarse para prevenir las desapariciones anuales de miles de migrantes en ruta.
Citando estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), aseguraron que más de 35 mil migrantes murieron o desaparecieron desde 2014.
La información indicó que la mayoría de las desapariciones ocurren durante procesos de detención o deportación o por tráfico o trata de migrantes.
“La asistencia mutua y la cooperación son clave para encontrar a los desaparecidos, investigar sus desapariciones, acompañar a sus familiares durante estos procesos, así como proteger y prevenir este atroz crimen”, apuntaron los entendidos.
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