La imagen de más de un millón de personas reunidas alrededor del Obelisco capitalino es la síntesis perfecta de una pasión que no puede ser explicada, porque solo es posible sentirla, sufrirla y vivirla.
Hay una generación que recuerda cada minuto de gloria vivido en 1986, cuando Diego Armando Maradona (1960-2020), con la mano de Dios y el mejor gol del siglo, marcó la historia de esta nación y el mundo del deporte.
Existe otra, la de los “pibes” que nacieron después, que no pudieron ver la hazaña del legendario futbolista y deseaban, con la misma fuerza de aquella época, que la albiceleste volviera a alzar la Copa, esta vez con Lionel Messi al frente.
Para muchos, fue justicia divina, porque después de una carrera asombrosa, la Pulga no debía despedirse de citas de este nivel sin convertir a su país en campeón.
Argentina ganó después de 36 años de espera y es un desahogo futbolero. No había nacido Messi en 1986, ese hombre que besa ahora la Copa como besaba la pelota de niño, el jugador que recibió una corriente casi unánime de energía planetaria para levantarla, destacó el periodista Gustavo Veiga.
Era su Mundial y no había cómo quitárselo. Ni con 10 (Kylian) Mbappé, la revolución jacobina, el genio militar de Napoleón o el bloqueo anglo-francés, añadió.
Ese es el espíritu con el que amanecieron hoy millones de argentinos, muchos de los cuales continuarán los festejos, esperarán la llegada de la Scaloneta y comenzarán a cumplir las promesas realizadas durante las últimas semanas.
Quienes se endeudaron para viajar a Qatar, la reportera que cortó su cabello en plena transmisión, la abuela convertida en amuleto de la suerte, el fanático que robó un ómnibus porque llegaba tarde para ver un partido y muchos otros, aseguran que todo eso valió la pena.
En cada celebración, se oye un coro que alaba a Messi, pero también otro que agradece a Maradona, quien, como dice el cántico, desde el cielo se puede ver, alentando a Lionel y a todos los que lloraron, cantaron y esperaron este momento.
“Ahora me acuerdo que no está Maradona”, afirmó la víspera el director técnico Lionel Scaloni como si de golpe volviera a la realidad, tras derrotar a Francia en una final de película.
Por suerte pudimos ganar esta copa. Seguramente si hubiera estado en la cancha, habría disfrutado. Ojalá lo haya hecho, añadió.
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