“Alargar el ciclo de vida de esas baterías utilizándolas para el almacenamiento, no solo reduce la necesidad de minerales y tierras raras, sino que ofrece beneficios desde el punto de vista ambiental”, señaló Luigi De Rocchi, director de Investigación y Desarrollo de Cobat, plataforma de servicios para la economía circular.
Las baterías de los automóviles eléctricos o híbridos son usualmente desechadas tras ocho años, por ser incapaces de garantizar el rendimiento necesario al vehículo, pero mantienen una capacidad de carga del 70,0 al 75,0 por ciento, lo que posibilita su uso en instalaciones de almacenamiento, explicó.
De Rocchi añadió, en declaraciones publicadas en el sitio digital Huffpost, que la disponibilidad de las mismas en los próximos años “coincide perfectamente con la creciente necesidad de sistemas de almacenamiento para respaldar la generación a partir de fuentes renovables”.
El ejecutivo de ese consorcio, que recupera cada año unas 90 mil toneladas de pilas y acumuladores, apuntó que esta política, además de posibilitar una mejor explotación de las materias primas, permitirá “diluir los costes e impactos del reciclaje y valorización en un doble ciclo de vida”.
”De hecho, dotar al sistema eléctrico italiano de una capacidad de almacenamiento adecuada, será un elemento clave para contener las emisiones que provocan el cambio climático en un futuro próximo, cuando la mayor parte de la generación de electricidad deberá confiarse a las fuentes renovables”, agregó la fuente.
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