El informe argumenta que las medidas punitivas contra la nación persa afectan también a los migrantes y refugiados afganos, obstaculizan la obtención de equipos y tecnología para reducir las emisiones de gases contaminantes de los vehículos, y obliga a las personas a prolongar el uso de autos más antiguos y menos eficientes.
“Como muchas naciones, el país tiene problemas ambientales. Las sanciones no solo impiden que el gobierno las aborde de manera efectiva; contribuyen a empeorar los desafíos”, dijo en un comunicado el grupo de Relatores Especiales y el Experto Independiente sobre solidaridad internacional.
Estados Unidos aplica sanciones unilaterales contra Irán desde la revolución de 1979, recordó la organización internacional.
Los expertos agregaron que los esfuerzos de Washington para hacer cumplir tales disposiciones, al amenazar con penalizar a las empresas extranjeras en territorio iraní, presionan a los fabricantes de automóviles extranjeros a irse.
“Entonces, Irán debe confiar en los motores y otros equipos fabricados localmente que no pueden usar las últimas tecnologías”, añadieron.
Mediante una comunicación oficial al gobierno estadounidense en septiembre pasado, los entendidos alegaron que las medidas coercitivas también habían llevado a diversas corporaciones a abandonar proyectos para construir grandes plantas de energía solar, en una escala que las empresas nacionales no pueden igualar.
“Esto también es resultado de las sanciones ya que impiden la inversión extranjera”, aseguraron.
Señalaron igualmente como que las medidas represivas impiden a los científicos iraníes participar en proyectos conjuntos de investigación ambiental en el extranjero, al tiempo que niega el acceso a bases de datos y cursos en línea sobre ese tema.
“Los efectos de las sanciones sobre el derecho a la educación y el derecho a beneficiarse del progreso científico también están bloqueando el progreso en la mejora del medio ambiente de Irán”, concluyeron.
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