Ambas partes discutieron las condiciones políticas, económicas y sociales de la nación levantina, incluido el empobrecimiento y la imposición de más impuestos y tarifas a los ciudadanos, a la luz de un alza del dólar en el mercado informal que ya superó las 46 mil libras libanesas por uno.
Mediante una declaración, la Fenasol y la fuerza política acordaron por unanimidad la necesidad de cumplir con todas las demandas y volver pronto a las calles y plazas para poner fin a las problemáticas de vida de los ciudadanos.
El encuentro reivindicó la importancia de retomar los movimientos populares anteriores, restablecer la comunicación y reunir a todas las fuerzas nacionales, sindicales, civiles, de mujeres, estudiantiles y juveniles para recuperar el impulso de protestas ante el colapso del Estado.
Sobre este tema, las direcciones de la Fenasol y de Vanguardia del Líbano Árabe Socialista acordaron una reunión consultiva gremial para fijar un calendario de volver a la movilización a principios del venidero año, al subrayar la gravedad de la etapa.
Injerencia externa, ausencia de consenso entre los bloques parlamentarios y un gobierno interino de limitados poderes ejemplifican la realidad de la nación, que intenta designar al presidente de la República número 14 después de la independencia.
En el año por concluir, la agudización de la crisis arrastró en Líbano a alrededor del 70 por ciento de las familias a buscar ayuda para sobrevivir ante la reducción del poder adquisitivo y el alto costo de la vida.
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