Una investigación del Banco Mundial (BM) aseguró que las tendencias de reducción de la pobreza -descarriladas por la situación sanitaria-, se desaceleraron aun más en 2022, y ello afecta particularmente a las personas más pobres y aumenta la pobreza extrema.
En su informe El pulso de África: un análisis de los problemas que dan forma al futuro económico de África, el BM agregó que persisten las pérdidas de empleo e ingresos inducidas por la pandemia.
Añadió el texto que la tendencia al alza de la inflación tras la Covid-19 se exacerbó por el conflicto en Ucrania, con alzas en los precios de las materias primas, de los alimentos y la energía.
El espacio fiscal para montar respuestas efectivas desapareció debido a los altos niveles de deuda en los países del África subsahariana, el aumento de los costos de endeudamiento y el agotamiento de los ahorros públicos, acotó el organismo.
Anteriormente, el BM señaló que en Nigeria urgen reformas estructurales profundas para sacar a millones de nigerianos de la pobreza.
El texto agregó que el lento crecimiento, el bajo capital humano, las debilidades del mercado laboral y la exposición a las crisis frenan la reducción de la pobreza en ese país.
Según el informe, cuatro de cada 10 nigerianos viven por debajo del umbral nacional de pobreza lo cual representa que unos casi 133 millones de personas son multidimensionalmente pobres.
Una cifra muy superior a los 95 millones de personas por debajo del umbral de la pobreza se proyectaba a principios de este año.
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