Publicada este miércoles en el Boletín Oficial de la Unión, tal operación denominada Posesión Presidencial 2023 durará hasta el 2 de enero, día después de la asunción del fundador del Partido de los Trabajadores.
La seguridad es una de las preocupaciones de los miembros del equipo de transición del nuevo gobierno, especialmente después del caso de George Washington de Oliveira Sousa, adepto del derrotado mandatario Jaire Bolsonaro y detenido por terrorismo el 24 de diciembre.
El criminal confesó ser el responsable de un artefacto explosivo que pretendía usar en una zona del capitalino aeropuerto internacional para intentar activar la orden de Estado de Sitio en el país e impedir la investidura de Lula el 1 de enero.
Con el empresario bolsonarista (seguidor del exmilitar), también fueron decomisadas armas y municiones en situación irregular.
La Policía Federal comunicó que más de mil agentes actuarán en la seguridad de la toma de posesión, en la que se espera la asistencia de unas 300 mil personas, teniendo en cuenta los diferentes programas culturales previstos en la Explanada de los Ministerios.
Según el director de la Fuerza Nacional, coronel José Américo Gaia, el contingente está compuesto por policías y bomberos militares, agentes civiles y profesionales forenses.
Recientemente, después de reunirse con el gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha, y con su policía, el futuro ministro de Justicia, Flávio Dino, afirmó que la hoja de ruta de la posesión se mantiene.
Precisó asimismo que pequeños grupos terroristas y extremistas no van a obstruir el desempeño de las instituciones de la democracia brasileña.
«Todas las personas que vendrán a la toma de posesión participarán en un evento en paz y regresarán a sus hogares en paz», aseguró.
Insistió en que no hay espacio para terroristas y extremistas en Brasil, donde «no han ganado, no ganarán. Y nosotros contamos con el gobierno del Distrito Federal en ese cumplimiento de la garantía del orden público», subrayó.
Lula derrotó en la segunda ronda de sufragio del 30 de octubre a Bolsonaro, quien aspiraba reelegirse y, tras no reconocer su fracaso en urnas, descartó entregar al líder petista la banda presidencial el domingo.
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