De acuerdo con los expertos los pararrayos de metal se emplean comúnmente para desviar los rayos y disipar su carga de manera segura, sin embargo el tamaño de las varillas es limitado, lo que significa que también lo es el área que protegen.
Por más de dos décadas los físicos se han preguntado si los láseres podrían mejorar la protección, porque pueden llegar más alto en el cielo que una estructura física y apuntar en cualquier dirección, pero a pesar de las demostraciones en laboratorios nunca antes lo habían logrado en campañas de campo.
Para ello cerca de 25 investigadores impulsaron el proyecto Laser Lightning Rod, que probó un láser de alta potencia de dos millones de dólares especialmente creado en los Alpes suizos y ubicado junto a la torre de telecomunicaciones de Säntis, que recibe rayos con frecuencia.
Aurélien Houard, físico del Laboratorio de Óptica Aplicada de París, quien dirigió el proyecto, explicó que un rayo láser lo suficientemente intenso puede crear un camino conductor para que un rayo viaje hacia abajo, al igual que un cable de metal.
En lugar de tratar de desviar los rayos de la torre, los experimentos de Säntis se diseñaron para demostrar que el láser podría guiar la trayectoria de un rayo a través del pararrayos de la estructura.
Durante 10 semanas de observación, el equipo detectó el láser canalizando cuatro eventos de rayos durante seis horas de tormentas eléctricas, en tanto una cámara de alta velocidad mostró claramente un golpe siguiendo la línea recta del rayo láser, en lugar de seguir una trayectoria bifurcada.
Para el 100 por ciento de los golpes en los que estuvo presente el láser, medimos un efecto del láser, detalló Houard.
Este equipo utilizó un láser especializado que dispara mil pulsos de alta energía por segundo, lo que aumentó sus posibilidades de interceptar el rayo.
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