La obra maestra inacabada del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer en los años 60 del siglo pasado también figuró en el apartado de patrimonio en peligro, debido a su estado en declive, divulgó el primer ministro interino, Najib Miqati.
A través de una declaración, el jefe del gobierno agradeció a los países árabes y a los miembros del Comité de la Unesco por apoyar el expediente de Líbano en registrar la instalación.
Miqati significó que al agregar hoy un sexto sitio libanés al Patrimonio Mundial, espera contar con la ayuda y contribución de la Unesco para la restauración y conservación de la Exposición Rachid Karami y recuperar su anhelado protagonismo en Trípoli y el levante árabe.
En su cuenta de Twitter, el ministro de cultura, Muhammad Wissam Murtada, resaltó la distinción de la Feria de Trípoli que acompaña en el listado mundial a Las ruinas de Anjar (1984), los Templos de Baalbek (1984), Biblos (1984), Tiro (1984) y el Valle Santo, Uadi Qadisha, y Bosque de los cedros de Dios, Horsh Arz Al Rab, (1998).
Ubicada en las afueras de Trípoli, una de las ciudades portuarias más antiguas y hermosas de Medio Oriente, la Feria Internacional Rachid Karami se construyó para albergar hasta dos millones de visitantes al año e incluye entre sus espacios una gran sala de exposiciones, un pabellón nacional y un escenario de conciertos al aire libre.
La obra del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer en 1962 quedó en pausa tras el estallido de la guerra civil libanesa en 1975 y en el presente constituye una plataforma de diseño e instalaciones de producción para promover la industria maderera de Trípoli.
El 28 de julio de 1962 Niemeyer arribó a Beirut para la primera inspección del sitio y en una de sus entrevistas describió el recinto de Trípoli como “un museo del modernismo” que revolucionará las concepciones convencionales de las ferias internacionales.
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