Queremos que los delincuentes sepan que esta isla no está abierta a los negocios delictivos, declaró la autoridad al intervenir en segundo taller patrocinado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Las fuerzas del orden locales incautaron grandes cantidades de cocaína y decenas de armas y municiones ilegales en los últimos meses, subrayó Chang ante el grupo de trabajo técnico para la desarrollo de una estrategia jamaicana contra el crimen organizado.
Señaló la necesidad de tomar medidas urgentes para detener la amenaza planteada por ese flagelo, especialmente en los pequeños estados insulares. Un tema –recordó- que lo vimos durante mi presidencia de la 24 reunión del Consejo de Seguridad Nacional y Cumplimiento de la Ley de la Comunidad del Caribe en octubre del año pasado.
Jamaica, con casi tres millones de habitantes, creció en 2022 a alrededor de dos mil asesinatos, acorde con cifras oficiales, por lo cual el Gobierno declaró Estado de Emergencia Pública en varias ocasiones y parroquias, como parte de los esfuerzos continuos de frenar la delincuencia en el país.
Las pandillas, conocidas aquí como “pelotones”, están relacionadas con fuerzas políticas y emplean la extorsión, el tráfico de drogas y estafas de la lotería para financiar sus actividades, lo que provoca un número importante de crímenes.
La violencia generada por estos grupos, particularmente en las escuelas y dirigida a los estudiantes, aparece como una grave preocupación en toda la región, afirmaron expertos en el tema.
La entrada ilegal de armas en las naciones del área, en apoyo del narcotráfico y otras actividades delictivas, va en aumento y si esta tendencia continúa, junto con el alza de las pandillas, tendrá implicaciones para la estabilidad y el crecimiento pacíficos, advirtieron.
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