La tomografía computarizada, donde se usan rayos X para revelar las características internas, muestra que el cráneo de la criatura contiene un cerebro y nervios craneales de aproximadamente una pulgada de largo.
Investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y la Universidad de Michigan (Estados Unidos) creen que el descubrimiento abre una ventana a la anatomía neural y la evolución temprana de un grupo importante de peces vivos en la actualidad: los peces con aletas radiadas.
Estos hallazgos arrojan nueva luz sobre la preservación de partes blandas en fósiles de animales con columna vertebral.
La mayoría de los fósiles de animales en las colecciones de los museos se formaron a partir de partes duras del cuerpo, como huesos, dientes y conchas.
Según el autor principal de la investigación, Sam Giles, de la Universidad de Birmingham, “este hallazgo inesperado de un cerebro de vertebrado conservado en tres dimensiones nos brinda una visión sorprendente de la anatomía neuronal de los peces con aletas radiadas”.
Agregó que nos dice un patrón de evolución cerebral más complicado que el sugerido por las especies vivas por sí solas, lo que nos permite definir mejor cómo y cuándo evolucionaron los peces óseos actuales.
El cerebro escaneado por tomografía computarizada analizado pertenece a Coccocephalus wildi, un pez primitivo con aletas radiadas aproximadamente del tamaño de un besugo que nadaba en un estuario y probablemente se alimentaba de pequeños crustáceos, insectos acuáticos y cefalópodos, un grupo que hoy incluye calamares, pulpos y sepias. .
Los tejidos blandos como el cerebro normalmente se descomponen rápidamente y muy rara vez se fosilizan.
Para Matt Friedman, de la Universidad de Michigan, “una conclusión importante es que este tipo de partes blandas se pueden conservar, y es posible que se conserven en fósiles que hemos tenido durante mucho tiempo; este es un fósil que es conocido desde hace más de 100 años”, dijo.
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