«Se les autoriza, con carácter excepcional, a suspender las clases presenciales (…) en función de las orientaciones del Ministerio de Salud y de los organismos sanitarios estatales, municipales y de distrito, en forma de esta ordenanza», indica una resolución firmada por el ministro Milton Ribeiro y publicada este martes en el Diario Oficial de la Unión.
Señala que las instituciones educativas que opten por la suspensión de las clases presenciales deberán sustituirlas completamente, para cumplir con la carga total de trabajo establecida en el plan de estudios, aprobado por el respectivo órgano competente.
Agrega el escrito que «las instituciones que decidan suspender las clases pueden cambiar sus calendarios escolares, incluyendo los de recreo y vacaciones».
Los centros estudiantiles pueden optar por clases a distancia durante el período o el restablecimiento del volumen de trabajo.
Otra ordenanza similar autorizó en junio a las universidades federales a mantener las clases a distancia hasta finales de 2020.
Mientras tanto, en los demás ciclos de enseñanza -desde la educación infantil hasta la secundaria, pasando por las universidades privadas-, impera la incertidumbre sobre el regreso a las clases en persona.
«Si mantener la educación a distancia es válido para los adultos para preservar la vida, también debería ser válido para la educación básica», afirmó el papá Daniel Cara en una entrevista con el portal de noticias G1.
Brasil registra más de 120 días con las escuelas cerradas y expertos advierten que tal situación conlleva a pérdidas como la falta de socialización de los estudiantes, pero esto no puede anular las medidas para prevenir las muertes por la Covid-19.
El gigante suramericano contabilizó 94 mil 665 decesos y dos millones 750 mil 318 contagios del virus. Estas ascendentes cifras confirman al país como el segundo más afectado del mundo por la pandemia, detrás de Estados Unidos.
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