El autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada falleció en la clínica Santa María, de esta capital, 12 días después del golpe militar de Augusto Pinochet contra el gobierno de la Unidad Popular y un día antes de un viaje programado a México.
Aunque según la versión de la dictadura, su muerte se debió al cáncer metastásico y a la caquexia (pérdida de peso corporal, masa muscular y debilidad), hace unos años se descubrió la presencia de una toxina en sus restos.
Una quincena de expertos de Canadá, Dinamarca y Estados Unidos, reunidos aquí desde el 24 de enero, revelarán si la bacteria clostridium botulinum, encontrada en un molar del poeta, pudo ser inoculada o no y si hubo intervención de terceros.
Esa bacteria es responsable del botulismo, una enfermedad rara, pero grave, que ataca los nervios y puede causar dificultad para respirar, parálisis muscular y hasta la muerte.
Estamos a las puertas de poner término a una investigación trascendental, afirmó el juez Mario Carroza, quien dirigió hasta 2020 la causa sobre la muerte del autor de Crepusculario, Residencia en la tierra y Canto General, entre otros poemas.
La pesquisa comenzó en 2011 cuando el Partido Comunista de Chile (PCCh) presentó una querella, a raíz de las declaraciones del chofer de Neruda, Manuel Araya, quien asegura que fue envenenado por químicos.
Nacido el 12 de julio de 1904, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, conocido como Pablo Neruda, fue miembro del comité central del PCCh, senador de la república, precandidato a la presidencia y embajador en Francia.
En 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura “por una poesía que con la acción de una fuerza elemental da vida al destino y los sueños de un continente”.
De acuerdo con el abogado, político y escritor chileno Volodia Teitelboim, la dimensión política de Neruda es “un aporte indispensable para el conocimiento más pleno e integral de la vida, la obra, la acción de un chileno que sumó a su deslumbrante poesía el coraje militante”.
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