Esto último es una mala noticia para los capitalinos que viven en una de las ciudades más contaminadas del mundo y para ellos los árboles que pueblan los cerros que rodean al valle de México y su enorme bosque de Chapultepec, son un pulmón vital como la Amazonas en el continente.
Pero lo cierto es que los fresnos, encinos, coníferas y numerosas especies de pastos y cupersáceas -que mantienen el verdor en una urbe de casi 10 millones de habitantes permanentes y otra cantidad similar flotante, así como más de cinco millones de autos rodando al mismo tiempo- son también la causa de una alergia masiva en cada invierno.
Los expertos dicen que es debido a las grandes cantidades de polen que esos árboles despiden especialmente en diciembre, enero y febrero, lo cual se suma a la contaminación atmosférica para generar reacciones de alergia y otras molestias respiratorias.
Aseguran que una posible causa de que este proceso de emisión de polen sea mayor que años atrás y comience de forma más temprana, es el cambio climático, por lo que las enfermedades relacionadas con este fenómeno podrían aumentar.
En un foro organizado por la Universidad Nacional Autónoma (UNAM), María del Carmen Calderón, coordinadora de la Red Mexicana de Aerobiología, explicó que desde 2008 realizan un monitoreo del polen suspendido en la atmósfera con ayuda de diversas estaciones colocadas en la capital y cinco estados aledaños, para determinar su variación en cada época.
Guillermo Guidos, alergólogo, coincide con la experta y precisó que en la capital y sus alrededores hay unos 50 tipos de esa sustancia que, sumados a la contaminación atmosférica, partículas microscópicas y otras sustancias, causan procesos inflamatorios o irritantes en personas sensibles a esos compuestos.
La polinosis, advirtió, es uno de los trastornos alérgicos más frecuentes en el ser humano. Es una enfermedad multifactorial que puede generar afectaciones en la calidad de vida de las personas y se presenta en la mayoría de los casos entre los 5 y los 30 años de edad, aunque en otros momentos de la vida también puede aparecer por primera vez.
Reveló que entre el 15 y el 25 por ciento de la población de la Ciudad de México puede ser sensible ante dicho padecimiento, cuyos principales síntomas son conjuntivitis, lagrimeo, comezón en los ojos, secreción nasal y sensación de ahogo o dificultad para respirar, entre otros procesos inflamatorios.
Benjamín Martínez, investigador del Grupo Cambio Climático y Radiación Solar, indicó que los monitoreos en la capital muestran que los flujos van de las zonas más altas hacia las bajas en la tarde-noche, mientras que el mediodía ese proceso se invierte.
Alertó que el ciclo de desarrollo de las plantas, o fenología, se ha acelerado por el calentamiento global, que provoca una floración más temprana en el año y un incremento de la cantidad total de polen en la atmósfera.
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