Lula participó en la donación de 684 moradas en el municipio bahiano de Santo Amaro, pero también hubo otras simultáneas por el plan habitacional en Lauro de Freitas (Bahía), João Pessoa (Paraíba), Contagem (Minas Gerais) y Aparecida de Goiânia (Goiás).
En el Gobierno del derrotado mandatario Jair Bolsonaro Mi Casa, Mi Vida fue reemplazado por la Casa Verde y Amarilla, con otros criterios.
Según el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo, una de las principales novedades del nuevo programa es el retorno de la llamada Franja 1, volcada para familias con renta bruta de hasta dos mil 640 reales (un poco más de 500 dólares) anteriormente, la exigida era de mil 800 (casi 347 dólares). La intención de la administración de Lula es destinar hasta el 50 por ciento de las unidades financiadas y subsidiadas al público de la Franja 1.
Además, familias en situación de calle serán incluidas en el programa y debe ocurrir la ampliación del arrendamiento social. Durante su discurso, Lula saludó a los alcaldes del país y prometió que no serán olvidados. «Un país no puede ser rico si sus ciudades son pobres», señaló.
Según el Gobierno federal, los inmuebles entregados estaban con el 96 por ciento de las obras concluidas desde 2016. Las construcciones fueron retomadas en los últimos 45 días.
Los contratos y los registros de las viviendas del programa serán hechos, preferentemente, a nombre de la mujer.
En caso de que ella sea cabeza de familia, las formalidades podrán ser firmadas independientemente de la autorización del marido.
Aún el Gobierno debe abrir financiamiento para propiedades nuevas y usadas, en áreas urbanas y rurales.
Mi Casa, Mi Vida fue creado en 2009 en el segundo gobierno de Lula, con el objetivo de reducir el déficit habitacional en el país.
En 10 años, fueron 5,5 millones de unidades residenciales contratadas y cerca de cuatro millones entregadas.
Desmantelada después del golpe parlamentario judicial contra la expresidenta Dilma Rousseff en 2016 y aún más durante la administración de Bolsonaro, la iniciativa tuvo 1,6 millones de viviendas sin terminar.
Al menos 281 mil 472 brasileños viven actualmente sin techo (homeless) en el gigante suramericano, cifra que representa un aumento del 38 por ciento en relación con 2019, período pre-pandemia de Covid-19.
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