Es la opinión del asesor técnico del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), Eduardo Felix, expresada en Radio La R.
Será una vendimia atómica, expresó en torno a las secuelas adversas en el sector, que también sufrió por la canícula en 2022.
Probablemente estemos frente a una pérdida superior al 30 por ciento, apuntó.
Ello significa alrededor de los 70 millones de kilos de la uva, según los estimados luego de recorridos por los departamentos de Canelones, Montevideo, San José, Colonia y Maldonado, donde se concentra el 90 por ciento de la viticultura del país, señaló.
Detalló que el 20 por ciento del área cultivada tiene riego, pero allí también se observó merma, que para algunos productores llegó al 50 por ciento.
“Vivimos en un país al que llamamos chiquito pero tenemos una diferencia en el clima que realmente asusta”, dijo a la emisora.
El experto calificó de atípica la vendimia durante 2022, cuando hubo una cosecha de 106 millones de kilos de uva. Veníamos de una seca prolongada desde noviembre, hasta el 15 de enero que llovió, puntualizó.
Por su parte el expresidente de la Asociación de Enólogos del Uruguay
Fernando Pettenuzzo afirmó al diario El Observador que pese a la coyuntura hídrica “vamos a tener vinos con mucha expresión varietal y un grado alcohólico de medio a alto”.
Eso significa “una mayor intención aromática y de color en los vinos, una mayor identificación de aromas y sabores”. Habrá, por lo tanto, “vinos más expresivos, de muy alta calidad”.
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