Los comicios generales del sábado transcurrieron en relativa calma a pesar de que se registraron incidentes aislados por robo de urnas y choques entre partidarios de los candidatos así como dificultades técnicas.
Según el padrón electoral cerca de 90 millones de votantes fueron convocados para elegir al presidente y a los miembros del parlamento bicameral en una liza caracterizada por ataques de grupos islamistas, de pandillas armadas que asolan el norte y el centro del país y un persistente movimiento separatistas en el sur.
En paralelo, este país, el más poblado de África con sus cerca de 220 millones de habitantes sufre una inflación galopante, una corrupción enquistada en su burocracia y altos índices de pobreza a pesar del ser el mayor productor de África con una producción de 2,2 millones de barriles diarios.
A los comicios concurrieron 18 aspirantes a la primera magistratura aunque en realidad solo tres fueron considerados con posibilidades de ocupar el sillón ejecutivo que deja el presidente Muhammadu Buhari.
El candidato del partido en el gobierno, el Congreso de Todos los Progresistas, Bola Tinubu y su eterno rival, el exvicepresidente Atiku Abubakar, del Partido Democrático del Pueblo, ambos septuagenarios, son los dos punteros en los pronósticos.
Sin embargo, a la actual convocatoria concurrió un rival inesperado, Peter Obi, un empresario de 62 años con poca experiencia política, quien defiende el estandarte del Partido Laborista y se presenta como una alternativa a los políticos tradicionales.
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