Las probabilidades de que se produzca este fenómeno son bajas en el primer semestre pero elevadas a partir de julio y agosto, con posibilidades en un 93 por ciento de que hasta 2026 haya por lo menos un año con las temperaturas más altas jamás registradas, según la principal autoridad de la ONU en meteorología.
Sin embargo, advirtió que estas previsiones dependerán de la elevada incertidumbre asociada a las predicciones en esta época del año, conocida técnicamente como barrera de la predictibilidad primaveral.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, destacó que el enfriamiento provocado por el largo episodio de La Niña contuvo temporalmente el aumento de las temperaturas mundiales, “a pesar de que el período de los últimos ocho años fue el más cálido jamás registrado».
Ante la probable llegada de El Niño, Taalas apuntó la posibilidad de que se produzca otro repunte de las temperaturas mundiales.
También existe la viabilidad en un 50 por ciento de que la temperatura global alcance temporalmente los 1,5°C por encima de la era preindustrial, según un estudio del Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido, el principal centro de predicciones climáticas anuales de la OMM.
El actual episodio de La Niña comenzó en septiembre de 2020 con una breve pausa en el verano del hemisferio norte en 2021, un fenómeno natural se produce por el enfriamiento generalizado de las temperaturas de la superficie de la parte central y oriental del Océano Pacífico ecuatorial, unido a cambios en la atmósfera tropical.
La Niña se vinculó a la sequía persistente en el Cuerno de África y amplias zonas de Sudamérica, así como a precipitaciones superiores a la media en el sudeste asiático y Australia.
Una nueva previsión climática regional publicada la semana pasada advirtió que la catastrófica situación en el Cuerno de África empeoraría aún más debido a que se espera una escasa temporada de lluvias entre marzo y mayo.
Aunque El Niño y La Niña se generan en un contexto de cambio climático provocado por la actividad humana que aumenta las temperaturas globales, afecta a los patrones estacionales de lluvias y provoca temperaturas más extremas.
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