El asunto lo abordó René Hernández, investigador de la UCA, quien observó que si en los próximos años se alcanzan mayores cifras de crecimiento, la deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) podría reducirse a un 60 por ciento desde el estimado de 79,6 por ciento fijado al cierre de 2022.
El catedrático al contemplar diferentes escenarios precisó que el más optimista sugiere que para 2031 el país tendría un 26 por ciento de probabilidad de alcanzar este 60 por ciento de deuda total con respecto al PIB.
Señaló que las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional no son favorables para los próximos años, por lo que no descartó bajas tasas de crecimiento y un resultado negativo con respecto a la deuda.
Al término de 2022, la deuda pública total ascendió a 25 mil 350 millones, unos 980,5 millones (4,02 por ciento) más que diciembre del 2021.
En el último año, el país cumplió sus pagos de la deuda, entre ellos los 800 millones que vencieron en enero, lo que según el experto fue algo positivo a la vista internacional sobre el mercado local.
No obstante, estimó, los retos y desafíos se mantienen con una probable alza de la inflación, aumento de precios de la canasta básica alimenticia y el alza de los precios de los combustibles.
En el crecimiento del país también puede tener un efecto positivo el avance del turismo y de las remesas, considerados dos renglones fundamentales que empujarán en la buena marcha de la economía en los próximos años.
Hernández también opinó que el riesgo país podría posicionarse por debajo del 10 por ciento al cierre del año, lo que abriría las puertas hacia los mercados internacionales y sería fundamental para el aumento de las inversiones.
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