Aunque no se informó acerca de víctimas, las llamas arrasaron dos mil refugios tras propagarse rápidamente a través de las bombonas de gas de las cocinas, afirmaron las autoridades.
La policía busca determinar si el siniestro fue un acto de sabotaje y un hombre sospechoso fue detenido, según los medios de comunicación locales.
Se cree que el campamento de Cox’s Bazar es el mayor campo de refugiados del mundo y la mayoría de sus residentes, personas de la etnia rohingya, huyeron a Bangladesh para escapar de la persecución y el genocidio en la vecina Myanmar.
Este lunes, cientos de rohingyas regresaron a la zona de Cox’s Bazar para ver qué podían salvar de las ruinas, tras el fuego que comenzó en la tarde del domingo y rápidamente arrasó los refugios de bambú y lona.
El fuego masivo dejó al menos seis mil niños con necesidad urgente de ayuda de emergencia, declaró el representante de Unicef en Bangladesh, Sheldon Yett, al portal Dhaka Tribune.
Mencionó el representante de Unicef que se desplegaron dos unidades médicas móviles que están proporcionando ayuda médica de emergencia a los niños y adultos heridos.
Al mismo tiempo, los niños están recibiendo apoyo psicosocial con especial atención a aquellos que pueden haber sido separados de sus familias en el caos.
«Se está evaluando el alcance total de los daños, pero según los primeros informes el fuego destruyó dos mil refugios y un gran número de instalaciones que prestan servicios fundamentales a los niños refugiados y a sus familias», dijo.
Entre ellas se encuentran más de 20 centros de aprendizaje, al menos un centro de nutrición y varias instalaciones sanitarias, acotó.
La próxima prioridad de Unicef es reparar y reconstruir estas instalaciones para que los niños puedan continuar su educación y reciban servicios esenciales de atención sanitaria, nutrición y saneamiento.
En los últimos años se registraron más de 300 incendios en los campos rohingya de Cox’s Bazar, donde viven unos 1,2 millones de desplazados de Myanmar.
Algunos de estos incidentes fueron mortales, mientras otros dejaron a miles de personas sin hogar.
La frecuencia de estos hechos suscita dudas sobre si los fuegos fueron accidentales o actos intencionados de sabotaje.
Según el informe de la comisión parlamentaria del Ministerio de Defensa, en 2021 se produjeron 222 incendios en campos de acogida y solamente 99 de ellos fueron accidentales.
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