Pareciera a simple vista una celebración muy local en esta ciudad cabecera del municipio de igual nombre en el departamento de Canelones, y en la frontera con Montevideo, río Las Piedras por medio.
Sin embargo, el alcalde Gustavo González explicó a Prensa Latina que esta fiesta tradicional se justifica allí por ser el centro de una región donde se ubican más del 65 por ciento de las bodegas vinícolas del país.

Confluyen además en el territorio el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) y el Museo de la Uva y el Vino, amén de importantes productores.
González dijo que en 2022 la celebración fue suspendida por la pandemia de la Covid-19, por lo que la edición de este año, la 80, levanta expectativas y su lanzamiento contó incluso con la presencia del ministro de Turismo, Tabaré Viera.

Por la avenida Artigas desfilaron carrozas alusivas a la celebración, incluidas la de la alcaldía y de varias bodegas como el establecimiento Pizzorno, cuyas vides fueron degustadas por el público.
Diversas representaciones culturales a cargo de grupos folclóricos y el ballet «Estampas criollas» corroboraban la influencia española e italiana en la región, «y se suman otras comunidades» en la producción de vinos y en la vida cotidiana», acota el alcalde.

Ya con la noche encima, cientos de personas se dieron cita en un concierto popular en la plaza Batlle y Ordoñez, parque central y su iglesia de dos torres, como cualquier otro pueblo que se respete en este continente, salvo que en este la cosecha de la uva marca a todo un país.
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