Según el medio en diálogo con el equipo de producción del programa Minuto Uno, el acusado aseguró que actuó solo, por iniciativa propia, y falló porque estaba nervioso, y dijo no arrepentirse.
El 1 de septiembre de 2022, Sabag apuntó con una pistola a la cabeza de la exjefa de Estado en las proximidades de su domicilio en el capitalino barrio de Recoleta, pero el arma no se disparó.
Días después fueron arrestados su novia, Brenda Uliarte; y otro sospechoso (Gabriel Carrizo).
Fernández denunció en varias oportunidades la participación de agrupaciones políticas y ultraderechistas (como Revolución Federal) en la organización y financiamiento del ataque y acusó a la jueza María Eugenia Capuchetti de entorpecer las indagaciones cuando aparecieron las primeras pruebas que apuntaban a miembros del partido opositor Propuesta Republicana (PRO).
En sus declaraciones a C5N, Sabag intentó quitar toda responsabilidad a Uliarte o cualquier otra persona.
Desde el penal de Ezeiza pretendió instalar que actuó solo, sin ayuda y sin conexión alguna. Además, le envió una carta al fiscal Diego Luciani reclamando que los jueces Andrés Basso, Jorge Gorini y Julián Ercolini intervengan en la causa, o sea, todos los que participan en una ofensiva contra la vicepresidenta, explicó el analista del diario Página 12 Raúl Kollmann.
De acuerdo con el comentarista, la prioridad de Sabag fue hacerle el juego a Capuchetti para tratar de cerrar el proceso cuanto antes y no husmear en el financiamiento, la implicación del diputado del PRO Gerardo Milman y el papel de Revolución Federal y la Policía de la ciudad.
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