En una rueda de prensa la abogada Camilla Fabri hizo un llamado urgente al mundo para denunciar la “alarmante situación actual”, que pone en peligro su vida, y pidió al secretario general de la ONU, António Guterres, a pronunciarse sobre este caso.
Recordó que en julio del 2021 el Grupo de Trabajo y cuatro Relatores Especiales de las Naciones Unidas manifestaron su preocupación por el deterioro irreparable del estado de salud de Saab, quien fue secuestrado en junio de 2020 en Cabo Verde y luego extraditado al país norteño.
Fabri señaló que el 7 de julio de ese mismo año, después de muchas negativas, el diplomático fue visitado por su médico de cabecera, quien en su informe reportó un “preocupante estado en su salud”, al ser un sobreviviente del cáncer de estómago.
La también esposa del funcionario apuntó que el médico detectó anemia, anorexia, diabetes tipo II, hipotiroidismo, hipertensión, riesgo elevado de enfermedades tromboembólicas, incluido el embolismo pulmonar y trombosis venosas profundas.
Además de presentar en sangre alta infección por la bacteria helicobacter pylori, un sangramiento en el tracto digestivo, lo cual, dijo, puede representar la recurrencia del cáncer, a lo que se suman lesiones por los golpes recibidos durante las torturas a la que fue sometido.
La líder del Movimiento remarcó que, pese a todos esos padecimientos, jamás se le permitió recibir tratamiento.
Explicó que Saab llegó al territorio estadounidense, secuestrado por segunda vez, el 16 de octubre de 2021, y desde ese momento y hasta el presente, “no ha recibido ningún tipo de atención médica”, de acuerdo con sus enfermedades de base reportadas.
Con esta actitud, expresó, las autoridades norteamericanas hicieron caso omiso al llamado de los Relatores de la ONU y la Comisión Africana de los Derechos Humanos (DDHH), y dos años y ocho meses después las advertencias recogidas en el informe médico se hicieron realidad.
Fabri comentó que Saab está internado en el Centro de Detención Federal de Miami, Florida, donde su situación carcelaria es “aún peor” que la de Cabo Verde, al negársele la visita de la familia, la que también ha sido víctima de la persecución de Estados Unidos y sus aliados.
El Movimiento y familiares hacen responsable al Gobierno estadounidense por la vida y lo que pueda sucederle al diplomático, y llamaron a la Cruz Roja Internacional a personarse en el Centro de Detención, así como pidieron al Alto Comisionado del Consejo de los DDHH a tomar cartas en el asunto.
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