El director regional de Recursos Hídricos y Energía de Noruega (NVE), Toril Hofshagen, dijo que el hecho se produjo la víspera era esperado y era algo tenido en cuenta.
Tal alud, el 30 de diciembre del año pasado, abrió un barranco de 700 metros de largo por 300 metros de ancho llevándose una decena de edificaciones y saldo de siete fallecidos y una veintena de heridos.
En declaraciones al periódico Romerikes Blad, Hofshagen dijo que los bordes existentes y las laderas empinadas dentro de la zona prevén que otras viviendas se derrumben.
Aclaró que contrataron a la empresa Norsk Saneringsservice AS para la limpieza de edificios, autos y residuos en la zona del desprendimiento en la localidad de Ask, a unos 40 kilómetros de Oslo.
Ya en 2005 las autoridades noruegas advirtieron del peligro de construir viviendas en esa región, con tierras arcillosas.
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