Con esta decisión, el gabinete da marcha atrás a lo anunciado la semana anterior de extender hasta el 21 de abril el horario de invierno en la intención de hacer descansar a quienes ayunaban durante el mes de Ramadán sin causar ningún daño al resto de los componentes de la sociedad libanesa.
En medio de discrepancias y cuestionamientos de fuerzas cristianas, el Consejo de Ministro celebró el encuentro de este lunes con un solo punto en la agenda y aún quedó pendiente resolver los temas de la convocatoria suspendida relacionada con el salario de los trabajadores y jubilados públicos.
Durante la cita, el primer ministro libanés, Najib Mikati, ratificó que el llamado a sesión en el último período tras el fin del mandato presidencial de Michel Aoun responde a la necesidad de aliviar al máximo a las personas, en un momento de responsabilidad colectiva.
El titular del gobierno enfatizó que más allá del horario de verano o invierno el problema real de los libaneses lo constituye el vacío de poder y la falta de entendimiento de los líderes políticos, religiosos y los bloques parlamentarios, que rompieron el quorum durante las 11 sesiones electorales pasadas.
Mikati responsabilizó a cada uno de los actores políticos con la protección de la paz ciudadana, la economía nacional y el trabajo de los servicios públicos.
En la ocasión, el jefe gubernamental llamó a elegir al presidente de la República y a formar un nuevo gobierno; al tiempo que denunció las acusaciones, engaños y calumnias durante su mandato.
A la luz del agravamiento de las condiciones de vida, Líbano intenta designar al próximo mandatario para los siguientes seis años, en ausencia de consenso político y bajo un gobierno interino de limitados poderes constitucionales.
La nación de los cedros reconoce 18 confesiones de fe y de acuerdo con la Constitución el presidente de la República tiene que ser cristiano maronita; el primer ministro, musulmán sunita; y el jefe del Parlamento, musulmán chiita, y así sucesivamente con otros cargos.
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