La propuesta es una de las principales banderas de la coalición derechista, que con apenas cuatro meses en el poder tiene abiertos numerosos frentes internos y externos.
En un discurso televisado al país, Netanyahu informó que la Knesset (Parlamento) debatirá esa iniciativa en su próxima sesión para dar tiempo a la negociación.
La decisión fue provocada por las masivas concentraciones que desde hace semanas se efectúan en diversos puntos de la geografía nacional contra el proyecto de ley, el cual restringiría la capacidad del Tribunal Supremo para rechazar leyes al permitirle al Parlamento volver a legislar normativas impugnadas por ese órgano.
Asimismo, el plan cedería al Ejecutivo ultraderechista el control del nombramiento de los magistrados.
La crispación creció tras la destitución del titular de Defensa, Yoav Gallant, un día después de sus cuestionamientos públicos contra la reforma y llamados al diálogo.
La defenestración fue la gota que colmó el vaso y desató protestas masivas y llamados a una huelga general de diversos sectores, incluidos médicos, universidades y la Histadrut, la principal federación de sindicatos de esa nación.
Los sectores más radicales de la alianza gubernamental presionaron a Netanyahu para mantener el cronograma, pero fue imposibleante la creciente oposición política, empresarial y militar, que cuenta además con cuatro ex primeros ministros: Naftali Bennett, Yair Lapid y Ehud Olmert y Ehud Barak.
Incluso, el dirigente del partido ultraderechista Poder Judío y titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, amenazó con abandonar la coalición y dejar en minoría parlamentaria a las fuerzas que respaldan a Netanyahu si detenía la iniciativa.
Para evitarlo, este último compró a su incómodo aliado al prometerle crear una Guardia Nacional y ponerla bajo su mando.
En respuesta a las marchas, grupos de extrema derecha y de colonos, entre ellos Regavim, ImTirzu, Ad Kan, Bezalmo y ToratLehima, convocaron a sus efectivos para enfrentar a los contestatarios en las calles, en medio de llamados a evitar “una guerra civil”.
Aunque la reforma judicial es el tema más publicitado, no es el único problema que enfrentan Netanyahu y sus socios. Hace unos días, Emiratos Árabes Unidos advirtió a Israel sobre una crisis de las relaciones bilaterales —y con otros países de Oriente Medio— de continuar los crímenes contra los palestinos.
Pero más grave son las tensas relaciones entre Tel Aviv y Washington, como dejaron en evidencia las críticas públicas del presidente Joe Biden a la iniciativa israelí y su negativa a invitar a Netanyahu a la Casa Blanca, al menos a corto plazo.
(Tomado de Orbe)