Los grupos violentos hicieron cuanto pudieron para tratar de eliminar al Gobierno sandinista y destruir un país que, antes de la intentona golpista, mostraba resultados económicos sobresalientes a nivel regional.
Violencia por doquier, asesinatos de sandinistas, una feroz campaña mediática y noticias falsas, centraron el accionar de los golpistas durante casi tres meses, dejando decenas de muertos, entre ellos más de 20 oficiales de la Policía Nacional, según cifras oficiales.
Para el analista político Manuel Espinosa, fue un momento muy trágico porque nuevamente se vio el accionar de la política exterior norteamericana contra Nicaragua y los deseos del país de prosperar y desarrollarse como una nación libre y soberana.
En diálogo con Prensa Latina, el también director del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI), afirmó que utilizaron “apátridas” nicaragüenses quienes no dudaron en ningún momento jugar el papel de traidores y retrasar la economía del país.
“Con el intento de golpe lograron no sólo acabar con el sector económico, sino también dividir a la sociedad nicaragüense generando el odio”, expresó.
Según el analista, desde el punto de vista mediático, aún venden la idea de que el pueblo fue quien se autoconvocó y no que fue una acción preparada, premeditada para desestabilizar al Ejecutivo sandinista.
Recordó que desde décadas antes al 2018, Estados Unidos y la Unión Europea se dedicaron a crear, organizar y financiar la seudo oposición.
“Financiaron toda una red de organizaciones no gubernamentales (ONG) que luego llamaron sociedad civil; y a un sinnúmero de partidos políticos”, aseveró.
En esa línea, también mencionó el respaldo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional; Fundación Nacional para la Democracia y el Instituto Republicano Internacional.
De acuerdo con el director del CREI, la idea de los golpistas era crear un Gobierno alterno, derrocar al ejecutivo actual, y luego instalarse en el poder y seguir la agenda norteamericana de dominio continental según la doctrina Monroe.
Por otra parte, Espinosa se refirió al papel que jugó la Iglesia católica ese año en Nicaragua y lo calificó de nefasto.
“Al igual que en los años de 1980, la iglesia se viró una vez más contra el pueblo, y muchos de sus líderes religiosos dirigieron la protesta”, rememoró.
A su juicio, el accionar de la iglesia no es nuevo y trajo como consecuencia la pérdida de feligreses en más de un 50 por ciento, lo cual responde a su actuar contrarrevolucionario, señaló el experto.
Consideró difícil el hecho de que vuelvan a surgir grupos violentos en el país centroamericano y traten de hacer acciones como las del 2018, pues la seudo oposición-dijo- no tiene liderazgo y tampoco conoce la realidad del país.
Al respecto, aludió a los logros de la Revolución sandinista en los últimos 16 años como la construcción de carreteras para el pueblo, ampliación de la red hospitalaria, educación, electricidad y otros que penetraron en la sociedad nicaragüense.
“No podemos permitir que vuelva a ocurrir el mismo escenario de hace cinco años, pues son fuerzas irreconciliables que no tienen otra lógica política que no sea la sed de venganza de haber sido derrotados desde 1979 hasta la fecha”, manifestó.
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