En las últimas jornadas, a la salida de ceniza se unió la emisión de dióxido de azufre, resalta un comunicado del Servicio Geológico Colombiano (SGC).
Este fenómeno indica que el sistema del volcán no está cerrado completamente. Si estuviera cerrado, los gases a su interior «se acumularían haciendo que la probabilidad de una erupción aumente exponencialmente».
Las autoridades hacen un llamado a no bajar la guardia y seguir las recomendaciones de los organismos de socorro, sobre todo en zonas aledañas al volcán donde algunos habitantes aún no están evacuados.
Según el SGC, para bajar el nivel de actividad a amarillo deben estar atentos a cómo evoluciona el magma, material que está en el fondo del cráter y que busca una salida, generando sismos y fracturamiento de roca.
El cambio de nivel naranja a amarillo requiere de un tiempo prudencial donde se puedan observar tendencias y patrones que permitan inferir la posible disminución de la actividad, el cual puede extenderse a varias semanas, explican los especialistas.
En actividad desde hace aproximadamente una década, todas las erupciones en este periodo han sido menores y su afectación se ha limitado a caída de cenizas en diferentes lugares dependiendo de la dirección del viento.
Desde el 24 de marzo de 2023, la actividad sísmica en el flanco sur del volcán empezó a incrementar de manera importante y el 29 de marzo se registró el mayor número de sismos diarios registrados desde que su actividad sísmica comenzó a monitorearse desde el año 1985.
Las causas del cambio de la actividad del volcán Nevado del Ruiz es debido a una intrusión magmática, o sea, un proceso por el cual el magma se desplaza desde una fuente más profunda hacia la superficie.
jcm/alb