Durante una reunión entre la UA, la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo y las Naciones Unidas para desarrollar un plan conjunto de desescalada de los enfrentamientos en Jartum, Mahamat precisó que el objetivo es tener una acción colectiva en ese país y evitar la incoherencia que traería una acción dispersa.
“Nuestra prioridad hoy es que se respete y prorrogue el alto el fuego; y luego garantizar la asistencia humanitaria”, subrayó ante el colapso del sistema de salud y la falta de agua potable y electricidad.
De igual modo, hizo un llamado a las organizaciones internacionales y países vecinos para que ayuden al pueblo sudanés que está en peligro, así como la necesidad de intensificar los esfuerzos para la reanudación del proceso político. “Nuestra convicción es que no hay una solución militar para este tipo de crisis”, concluyó.
Según reportes del Ministerio de Salud de Sudán, este martes la cifra de fallecidos ascendía a 548 y los heridos a cuatro mil 600, estadísticas que pueden variar debido a los combates entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que continúan pese a una tregua de 72 horas declarada.
Las hostilidades estallaron el 15 de abril pasado tras el aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF al ejército regular, condición clave de un acuerdo firmado en diciembre para reiniciar la transición y formar un nuevo gobierno civil.
Al frente del conflicto el presidente del Consejo Soberano de Transición, general Abdel Fattah al Burhan, y su otrora hombre fuerte Mohamed Hamdan Dagalo, jefe de las RSF, quienes protagonizaron el golpe de Estado en 2019 contra el presidente Omar Al-Bashir y de otro en octubre de 2021 que derrocó al entonces primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
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