La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de ese organismo (OCHA) difundió en un documento que los aguaceros y deslaves provocaron la clausura de diversas instalaciones en la ciudad de Beledweyne, dentro de la región de Hiiran, entre ellas oficinas del gobierno y centros hospitalarios.
Desde que comenzó la temporada lluviosa, desde marzo pasado, también se afectaron infraestructuras y tierras de cultivo en los estados de Hirshabelle (centro-sur) y Jubaland (sureste).
Recientemente, el representante de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres en Somalia, Mohamed Moalim, declaró que como consecuencia de las lluvias e inundaciones en este país murieron cinco personas, incluidos tres niños.
La agencia humanitaria de la ONU teme, por otra parte, que como consecuencia de tal contingencia climática adversa se desate un brote de cólera en este territorio, en que el Ejército combate al grupo extremista islámico Al-Shabab.
En Somalia, como en otros países africanos, suelen ocurrir períodos de intensas sequías o excesivas lluvias, fenómenos extremos que expertos en meteorología achacan al cambio climático.
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