El Pentágono comunicó a principios de este mes, sin proporcionar pruebas, que un acción realizada por uno de estos vehículos aéreos en el noroeste de la nación levantina ejecutó a un “líder de alto rango de Al Qaeda”.
Pero, según un reportaje divulgado en The Washington Post, en realidad se trataba de Lotfi Hassan Misto, un exalbañil de 56 años al que nunca se le conocieron vínculos con la organización extremista.
Ahora, apuntó el texto, los oficiales militares estadounidenses comienzan a retractarse de la afirmación hecha previamente, ya que la familia de la víctima insiste en que el padre de 10 hijos no tenía conexiones con grupos terroristas y pastoreaba sus ovejas cuando fue asesinado por un misil Hellfire el 3 de mayo.
La operación que mató a Misto, informó el Post, fue supervisada por el Comando Central de Estados Unidos, que aseveró horas después del ataque, sin citar pruebas ni nombrar a un sospechoso, que el ataque del dron Predator había tenido como objetivo a un “líder de alto rango de al-Qaeda”.
Sin embargo, un oficial militar estadounidense anónimo le dijo al periódico que el Pentágono “ya no confía” en haber matado a un dirigente de esa agrupación.
Todo el programa de drones del país, incluido el proceso mediante el cual los funcionarios eligen sus objetivos de asesinato está envuelto en secreto, y los activistas argumentan que debería cerrarse en su totalidad.
A menudo descritos por el Pentágono como de “precisión”, los ataques estadounidenses con aviones no tripulados han matado a miles de civiles en los últimos años, mientras los funcionarios generalmente se niegan a reconocer estas muertes y mucho menos disculparse, señalan observadores.
El año pasado, apuntó el rotativo, tras las acusaciones que señalan al ejército por encubrir ataques aéreos contra personas inocentes, la administración del presidente Joe Biden afirmó que se tomarían medidas.
Añadió el reportaje que las investigaciones realizadas por varios medios de comunicación, incluida las del propio periódico, revelan cómo la inteligencia defectuosa, y lo que los militares llaman “sesgo de confirmación”, provocan tragedias.
Recordó entonces un ataque en 2021 durante la evacuación de Afganistán por parte de Estados Unidos cuando los funcionarios declararon inicialmente que resultó en la muerte de un terrorista suicida, pero que en realidad mató a 10 civiles afganos, incluidos siete niños.
Justamente a inicios de esta semana un estudio de la Universidad de Brown, en Rhode Island, reveló que la alegada guerra contra el terrorismo desatada por Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush (2001-2009) causó al menos cuatro millones 500 mil muertes en media docena de países.
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