Citado por medios locales de prensa, el portavoz del ejecutivo Patrick Muyaya reiteró la decisión de trasladar a los residentes en 10 de los 18 barrios de la ciudad de Goma, ubicados en la zona roja; es decir, en las áreas más cercanas al cráter, cuyas emanaciones el 22 de mayo provocaron la muerte de 32 personas.
La medida del gobierno nacional, de común acuerdo con el ejecutivo provincial, pretende ‘proteger vidas humanas y alejar a la población de las trayectorias de ríos de lava que representan peligro de muerte por asfixia o quemaduras severas’, afirmó Muyaya.
Goma, capital de la nororiental provincia de Kivu Norte, y otras demarcaciones aledañas corren peligro por la acentuación de los movimientos sísmicos y la posible erupción volcánica a partir de las grietas creadas por los temblores de tierra.
A juicio de los expertos, tampoco puede descartarse la probable explosión de gases en las profundidades del lago Kivu y la toxicidad del medio ambiente debido al polvo y las cenizas emitidas por el volcán.
‘Esta es una situación sin precedentes’, expuso el rotativo Le Potentiel, al distinguir el traslado de numerosas personas hacia sitios seguros como la localidad de Sake, en el territorio de Masisi.
Por su parte, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) estimó que todavía se desconoce el número exacto de evacuados en Goma, pero la población de los barrios en riesgo ronda los 400 mil habitantes.
En esta etapa, indicó la OCHA, el gobierno está solicitando el apoyo de los actores humanitarios en albergue, alimentos, salud y agua, higiene y saneamiento en Goma y en los sitios de recepción (Rutshuru, Sake, Minova, Bukavu, etc.).
Al respecto, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estimó ayer que unos 280 mil niños de la RDC podrían necesitar protección y ayuda a fin de evitar un mayor deterioro de la situación nutricional y el avance de enfermedades transmitidas por el agua contaminada.
El Nyiragongo es uno de los cráteres más activos en la región africana de los Grandes Lagos y su anterior erupción, el 17 de enero de 2002, cobró la vida a más de un centenar de personas.
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