En un esbozo inédito, la organización, que cuenta con el apoyo de la Orden de los Abogados de Brasil, revela que en total las embestidas en centros de enseñanza causaron 137 víctimas y 45 murieron.
La investigación evidencia el mayor potencial destructivo de armas de fuego, que se hicieron más accesibles con la flexibilización de reglas, promovida en 2019 por el Gobierno del entonces presidente Jair Bolsonaro.
Revólveres y pistolas se utilizaron en 11 de los episodios y causaron tres veces más vidas perdidas que armas blancas, como cuchillos, que aparecieron en 10 ocasiones.
Los artilugios bélicos fueron responsables de la muerte de 34 personas (76 por ciento), mientras que las armas blancas asesinaron a 11 (24) en ataques en colegios.
Según las estadísticas, el arma más empleada fue el revólver calibre 38, señalada por el instituto como la más vendida en el mercado brasileño, por décadas, y, hasta hoy, ampliamente utilizada por empresas de seguridad privada.
De acuerdo con la entidad, tal ingenio de guerra apareció en el 53 por ciento de las arremetidas.
En total, el 80 por ciento de las armas se encuadran en las categorías que, hasta mayo de 2019, eran de uso permitido para civiles.
Por lo menos en dos de los casos, que involucran aparatos de fuego, hay relatos de que el padre del agresor le había enseñado a disparar, aunque él era menor de edad, según destaca Sou da Paz.
En seis de cada 10 expedientes, los autores de los crímenes tenían a mano las armas de fuego utilizadas en los ataques, pues pertenecían a familiares que residían en la misma casa.
Por su parte, en un 40 por ciento de los casos, las armas pertenecían a un agente de seguridad y en un 20 fueron robadas del propietario y revendidas o vendidas directamente por él.
Respecto al período de los ataques, el instituto muestra un aumento de las ocurrencias a partir de 2019.
Entre 2002 y 2019, se registraron siete atentados y en los últimos cuatro años, desde 2019 hasta el presente, la cifra de duplicó, pasando a 17.
Solamente en los primeros cuatro meses de 2023, fueron seis casos, el mismo dígito registrado en todo el calendario pasado.
Otra revelación de la muestra se refiere a la identidad de género de los autores de los ataques.
Todos los actos tuvieron como responsables hombres o niños, lo que sugiere, para la directora ejecutiva de Sou da Paz, Carolina Ricardo, la necesidad de movilización para disociar la noción de masculinidad de la imposición y demostración de fuerza.
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