El jefe de Estado caminó acompañado de miembros de su Gabinete hacia la catedral Metropolitana, donde tuvo lugar el tradicional cántico religioso de acción de gracias, realizado cada año.
Tras la disolución de la Junta Suprema Central de España, en 1810, comenzaron una serie de acontecimientos contra la corona en el Virreinato del Río de la Plata, cuya capital era Buenos Aires, impulsados por patriotas como Manuel Belgrano, Cornelio Saavedra, Juan José Antonio Castelli y Antonio Luis Beruti.
Luego de una semana, el 25 de mayo de ese año fue destituido el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, se conformó el primer Gobierno criollo en el Cabildo y quedó instaurado el territorio conocido como Provincias Unidas del Río de la Plata.
En esa fecha, una multitud se reunió en la conocida en la actualidad como plaza de Mayo para celebrar la defensa de la soberanía popular.
Como homenaje a esos hechos y sus líderes, los argentinos celebran cada año el Día de la Patria con numerosas actividades políticas y culturales que comienzan con veladas en la noche del 24.
Esos sucesos son considerados el primer gran paso hacia el surgimiento de esta nación y su independencia del dominio español, declarada el 9 de julio de 1816.
Fernández señaló que este es el último tedeum en el que participa como Presidente, tras su decisión de no postularse para un segundo mandato.
Debemos ser capaces de construir la convivencia democrática que nos falta. Está claro que en la diversidad pensamos distinto, pero hay un compromiso con los que menos tienen, apuntó.
Por su parte, el arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, cardenal Mario Poli, reiteró su llamado a la unidad, el diálogo, el trabajo por el bien común y la construcción de una nación fraterna.
Estamos ante una inmejorable oportunidad para que los candidatos muestren su vocación de servicio, sin descalificar a los que compiten, con un lenguaje nuevo que promueva la solidaridad, indicó al referirse a las elecciones generales de octubre venidero.
Nuestro régimen democrático demostró ser un óptimo ordenador de la vida civil, garantizando libertades, favoreciendo la inclusión y promoviendo derechos sociales. (…) El supremo valor de la unidad no excluye a nadie y siempre será un ideal a lograr. Permite superar divisiones y enfrentamientos entre semejantes, señaló.
Agradecemos a Dios por la generación que consumó la Revolución de Mayo y perseveró en la convicción de asumir la conducción de un pueblo para regir sin tutelas una patria independiente y soberana. Este es el acontecimiento constitutivo de nuestra identidad. Si no recordamos de dónde venimos, difícilmente podremos avanzar, añadió.
En la ceremonia participaron ministros y miembros del cuerpo diplomático acreditado en este país.
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