En declaraciones a la prensa tras la firma de acuerdos con su homólogo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el mandatario venezolano demandó, además, por un diálogo franco, directo y permanente entre los gobiernos de Caracas y Brasilia y de toda Sudamérica.
Debemos construir un nuevo mapa de trabajo conjunto que contenga todas las áreas del comercio, la economía, la agricultura, que “abarque todas las áreas del relacionamiento horizontal” entre los dos pueblos, subrayó.
Maduro calificó de buena, provechosa y larga la conversación con Lula y todo su equipo, y apuntó que pasaron revista a lo que fue la “época de oro de las relaciones” donde Brasil y Venezuela se vieron cara a cara y encontraron en una voluntad común de construir “nuestra Sudamérica de paz y prosperidad».
Señaló que todo eso se vio truncado de un día para otro por lo que llamó “la ideologización extrema de las relaciones internacionales», un fenómeno de aplicación de fórmulas extremistas hacia la derecha para calificar las relaciones, subdividirlas y atropellarlas, explicó.
El presidente bolivariano recordó que a Venezuela se le aplicó, y aún se le aplica, un “modelo ideológico extremista”, y desde Brasil le cerraron todas las puertas y ventanas, siendo países vecinos y que se quieren como pueblos.
Se pretendió invadir, asaltar la embajada venezolana en Brasilia, lo cual fue impedido por movimientos sociales y solidarios que, junto a la justicia brasileña, lograron preservar el inmueble, rememoró.
Maduro aseveró que fueron cerradas todas las puertas de las relaciones financieras, económicas, comerciales, culturales, políticas y diplomáticas, y se intentó desde otros gobiernos, imponerles a los venezolanos un “Gobierno inexistente”, en referencia al opositor Juan Guaidó.
El mandatario aludió a las más de 900 medidas coercitivas unilaterales impuestas a la República Bolivariana en los últimos años, a través de las cuales sancionaron todo lo que era posible y lo que no también, apostilló.
Destacó que comenzaron a transitar por un crecimiento económico que el año pasado fue del 15 por ciento, por primera vez de la economía no petrolera, y para el 2023 los pronósticos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial prevén un cinco por ciento, expresó.
El jefe de Estado aseguró su país está preparado para retomar las “relaciones virtuosas” con los inversionistas y empresarios brasileños, para volver al tiempo del trabajo conjunto de la inversión y del desarrollo.
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