Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada año se generan 400 millones de toneladas de residuos plásticos y el 85 por ciento de esos artículos de un solo uso terminan en vertederos o contaminando ríos, mares y paisajes.
Los especialistas advirtieron de un «maremoto tóxico» sintético que contamina el planeta, pues la producción de plástico libera sustancias peligrosas y depende casi exclusivamente de combustibles fósiles, mientras que el propio material contiene sustancias químicas tóxicas, lo que supone graves riesgos y daños para la salud humana y el medio ambiente.
Afirmaron que las partículas de plástico que se encuentran en los océanos limitan la capacidad de los ecosistemas marinos para eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera.
Precisaron que aunque todo el mundo se ve afectado por las repercusiones negativas del plástico, el nivel de exposición a la contaminación y sus residuos afectan más a las comunidades marginadas.
Especialmente preocupante es la situación de los grupos expuestos a una mayor exposición a la contaminación por plásticos y a injusticias medioambientales al habitar las llamadas «zonas de sacrificio».
Son lugares donde se han establecido fábricas, minas y refinerías cuyas actividades han liberado un alto contenido de sustancias tóxicas, contaminando el aire, el suelo y el agua, y amenazando la salud de las personas que viven en las cercanías.
En la región de América y el Caribe hicieron referencia a zonas como La Oroya, Perú, donde el 99 por ciento de los niños presentan niveles elevados de plomo en la sangre al vivir cerca de una fundidora de plomo.
“Resulta estremecedor comprobar cómo la omnipresencia de los plásticos repercute en los derechos humanos de muy diversas maneras, como el derecho a un medio ambiente sano, a la vida, a la salud, a la alimentación, al agua y a un nivel de vida adecuado”, defendieron los expertos en un informe.
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