El Gobierno decretó la emergencia cuando la represa de San Severino, principal fuente de abastecimiento de la urbe, anda por los tres millones de metros cúbicos de agua, su mínimo histórico, de una capacidad de más de 60 millones de metros cúbicos.
Durante una conferencia de prensa el presidente Luis Lacalle Pou anunció que en un mes estará lista una represa que sume a los ríos San José y Santa Lucía para abastecer a unos dos millones de personas.
Serán obras en las que se invertirán unos 20 millones de dólares, parte de los cuales se utilizarán para importar tuberías desde Brasil.
El gobernante también adelantó la exoneración de impuestos al agua embotellada.
Dijo que los técnicos del Ministerio de Salud Pública evaluarán en los próximos días hasta cuánto más se pueden sumar cloruros y sodio al agua corriente, que la administración de Obras Sanitarias del Estado mezcla con la que toma del Río de la Plata.
Lacalle Pou advirtió que «seguramente» se eleven las cifras», con lo cual se pretende mantener el abastecimiento actual, aunque en detrimento de la calidad del agua.
Fuentes de OSE consideran que si no llueve, y con los niveles actuales de cloruros y sodio, la reserva de San Severino da para 30 días.
La víspera, durante un acto por el natalicio del prócer nacional, José Artigas, en la localidad del Sauce, el presidente Lacalle Pou fue recibido por manifestantes que reclamaban «agua para el pueblo» y consideraban en carteles y gritos que la crisis hídrica es producto del saqueo por medidas neoliberales.
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