En un comunicado que reproduce KCNA, la agencia estatal de noticias, la representación permanente de la RPDC ante la Unesco recordó que en los últimos 40 años, en varias ocasiones, Washington se retiró del organismo internacional o suspendió el pago de sus cuotas como elemento de coacción o chantaje.
En 1984 lo hizo como muestra de descontento por los reclamos que se le hicieron sobre la reducción de gastos militares, la eliminación de vestigios de colonialismo y el establecimiento de un nuevo orden internacional, y en 2018, alegando que la Unesco solo aprobaba resoluciones contra Israel, señaló.
Mientras, en 2011, suspendió el pago de sus cuotas a la organización cuando esta admitió a Palestina como miembro pleno.
La conducta de Estados Unidos es calificada por muchos como “un caprichoso “paseo por el parque”, apuntó.
El comunicado también recordó que Washington se ha retirado igualmente de la Organización Mundial de la Salud, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de otras entidades internacionales, amén de cancelar unilateralmente muchos acuerdos bilaterales y multilaterales.
Los hechos comprueban que a ese país no le importan los derechos internacionales ni la voluntad de la comunidad mundial, y que su muletilla de “un orden basado en reglas” no pasa de ser un disfraz para encubrir sus intereses egoístas.
Si ahora se apresura a reingresar a la Unesco no es para responder a los fines originales de ese organismo, sino con vistas a seguir usándolo como escenario de enfrentamiento y de cumplimiento de su estrategia hegemónica, advirtió.
La comunidad internacional -advirtió la declaración- no debe quedarse de brazos cruzados ante el riesgo de que la reincorporación de Estados Unidos a la Unesco no la convierta en un escenario caótico de enfrentamiento y división.
Conminó asimismo a la nación norteamericana a renunciar a sus designios de considerar al organismo internacional como una compañía privada y a sus pretensiones despóticas y arbitrarias.
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