Mediante un comunicado, representantes de la Comisión Europea y de ambos países asiáticos acordaron trabajar juntos, lo que es considerado un paso positivo tras las duras críticas de Kuala Lumpur y Yakarta al reglamento antideforestación, al que calificaron de discriminatorio e incluso imperialista.
Las autoridades malasias e indonesias alegan que los pequeños productores, principalmente los de aceite de palma, no cuentan con los medios para cumplir con los estrictos requerimientos del nuevo reglamento, el cual busca evitar la entrada en la UE de productos relacionados con la deforestación.
El nuevo equipo de trabajo, se reunirá por primera vez en agosto, fomentará el diálogo para supervisar la cadena de suministro de productos como el aceite de palma, la madera, el caucho, el café y el cacao, con la participación de representantes gubernamentales, productores y ONG.
El acuerdo se produjo después de la visita a finales de mayo del ministro de Plantaciones de Malasia, Haji Yusof, y el ministro coordinador de Asuntos Económicos de Indonesia, Airlangga Hartato, a Bruselas para abordar el reglamento.
Indonesia y Malasia exportan más del 85 por ciento del aceite de palma en el mundo, un producto utilizado en una amplia gama de productos, desde cosméticos hasta alimentos, pero que también se vincula a la deforestación en ambos países.
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