De acuerdo con los pronósticos del organismo, existe una probabilidad del 90 por ciento de que las condiciones de El Niño sigan prevaleciendo durante el segundo semestre de 2023, con intensidad moderada.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, destacó que “la formación de un episodio de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura y se experimente un calor más extremo en muchas partes del mundo y en los océanos”.
Añadió que el anuncio de que se está produciendo un episodio de El Niño es la manera de indicar a los gobiernos de todo el mundo que se preparen para limitar los efectos que este pueda tener para la salud, los ecosistemas y las economías, y así salvar vidas y medios de subsistencia.
El Niño ocurre en promedio entre cada dos y siete años, y sus episodios suelen durar de nueve a 12 meses.
Se trata de un patrón climático natural asociado al calentamiento de las aguas de la superficie oceánica en las partes central y oriental del océano Pacífico tropical, si bien se produce en unas circunstancias de cambio climático antropógeno.
Este fenómeno se asocia típicamente con un incremento de la pluviosidad en algunas zonas meridionales de América del Sur, el sur de los Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia Central.
Por el contrario, El Niño también puede provocar graves sequías en Australia, Indonesia, algunas partes del sur de Asia, América Central y el norte de América del Sur.
Durante el verano boreal, la mayor calidez de las aguas como consecuencia de este fenómeno puede provocar huracanes en las partes central y oriental del océano Pacífico y dificultar su formación en la cuenca atlántica.
Por lo general, El Niño tiene el efecto contrario a La Niña, cuyo episodio más reciente finalizó a principios de 2023.
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