Varias fuentes policiales, militares y fiscales confirmaron al periódico El Diario de Hoy la ubicación de tres nuevos sitios con posibles cadáveres de más víctimas, tal como adelantó el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro.
El referido medio citó a fuentes cercanas a la investigación para informar que al parecer Osorio confesó que hay unos 47 cuerpos enterrados en las inmediaciones de su casa en la occidental localidad de Chalchuapa.
El caso conmocionó a la sociedad salvadoreña, sobre todo porque nada hacía indicar que Osorio fuera un asesino en serie o el responsable de un cementerio clandestino en su vivienda, a pocos metros de las pirámides maya del Tazumal.
El criminal fue detenido tras asesinar a una madre y sus dos hijos, a quienes presuntamente atrajo con la promesa de servirle de ‘coyote’ (guía) para sacarlos del país y conducirlos de forma irregular a Estados Unidos.
Hasta la fecha los peritos de la Fiscalía General de la República solo han recuperado 18 cadáveres en una primera fosa, de los cuales cuatro han sido identificados como víctimas de desaparición forzosa.
La investigación mostró que Osorio también vivió en el municipio Cojutepeque, lo cual abrió la posibilidad de que esté involucrado en posibles desapariciones y asesinatos en ese territorio del departamento Cuscatlán.
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