El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística indica que la desaceleración de la inflación llevó el acumulado interanual de 3,94 por ciento en mayo al 3,16 de junio.
Hace un año, el Índice de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) de 12 meses era bien mayor, de 11,89 por ciento, y cae ahora las expectativas del mercado financiero para la inflación anual.
De acuerdo con el Boletín Focus, informe del Banco Central que reúne las proyecciones de economistas para los principales indicadores del país, el IPCA debe cerrar este ejercicio en un aumento del 4,95 por ciento.
Esa fue la octava caída consecutiva en los vaticinios apuntados por Focus y, si las expectativas se materializan, la inflación cerrará 2023 muy próxima a la meta de la financiera central, de 3,25 por ciento, pudiendo oscilar entre 1,75 y 4,75.
Citada por el portal G1, la economista Ariane Benedito indicó que los registros de una inflación menor este año, por debajo de los augurios iniciales del mercado, son el resultado de la estrategia de prolongación del ciclo de apriete monetario adoptado por el Banco Central.
Los intereses más altos hacen que los procesos de toma de crédito y financiamiento sean más caros tanto para la población como para las empresas.
Esto conduce a una reducción en el consumo de los brasileños y, con menos demanda, los precios comienzan a caer, lo cual explica la contracción de la inflación.
La desaceleración de junio fue estimulada por el resultado de alimentación y bebidas, que tuvo un desplome (-0,66 por ciento) y representa el mayor peso en el índice, y transportes, también con deflación (-0,41) impactada por un descenso en los valores de combustibles fósiles.
Se dio una mayor subida en el sector habitación (0,69 por ciento), empujada por las modificaciones en el importe de la energía eléctrica residencial en cuatro grandes urbes.
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