El simpático mamífero que descansa en los árboles de las selvas húmedas de esta nación centroamericana es cuidado bajo el amparo de una ley aprobada por la Asamblea Legislativa.
La misma instruye al Ministerio de Ambiente y Energía coordinar con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes la regulación de los límites de velocidad de los diferentes medios de transporte en las cercanías de sitios debidamente identificados como sensibles para el libre movimiento de perezosos; tanto en los alrededores de áreas protegidas como fuera de estas.
Además, el Ministerio de Educación Pública incluirá en sus programas educativos y de sensibilización la protección del perezoso y su hábitat natural.
Otras instituciones gubernamentales buscarán iniciativas impulsen la creación de nuevos espacios boscosos o la protección de los ya existentes, para la segura conservación de estos animales.
Habitante de las selvas húmedas de Centro América y Sudamérica, las especies en Costa Rica se clasifican en dos géneros: los perezosos de tres dedos (Bradypus, Bradypodidae) y los perezosos de dos dedos (Choloepus, Megalonychidae), pero a nivel internacional se conocen más de 50 géneros extintos.
Su nombre proviene de sus lentos movimientos que también se trasladan a su metabolismo. Por ejemplo, el perezoso tarda días en procesar los alimentos en su estómago de cuatro cavidades y defeca solo una vez a la semana.
El de tres dedos cuenta con una pequeña cola mientras el de dos dedos carece de ella. Sus garras miden de ocho a 10 centímetros y funcionan como herramientas de agarre, así como para la defensa.
Con frecuencia sobre su pelo crecen cianobacterias y algas clorofíceas, lo que les otorga una coloración verdosa que contribuye, junto a su lento movimiento, a pasar desapercibidos frente a los depredadores.
El manatí es otra especie declarada símbolo nacional de la fauna marina de Costa Rica.
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