El jefe del Estado libanés, Michel Aoun, y el primer ministro designado, Saad Hariri, difieren en ese tema con acusaciones mutuas de violaciones de la Constitución.
Berri planteó una alineación gubernamental de 24 carteras con un equilibrio entre cristianos, musulmanes sunitas y musulmanes chiitas, pero sigue presente la discordia por los nombramientos.
Aoun y su yerno Gebran Bassil, jefe del partido fundado por el presidente de la República, Corriente Patriótica Libre, rechazan la insistencia de Hariri en escoger a los cristianos, para lo cual alegan poderes constitucionales.
El titular parlamentario fijó la semana pasada un plazo de 14 días para conseguir apoyo a su oferta que va en contra de la de Hariri de 18 portafolios.
Ambas coinciden en que el próximo colectivo ministerial sea compuesto por figuras alejadas de la política y no haya poder de veto para ninguna de las partes.
Ese gabinete acometería una anhelada reforma estructural que allanaría el rescate del país en medio de su peor crisis económica y financiera desde la guerra civil de 1975-1990.
Cuando Berri propuso su iniciativa, Aoun y Hariri intercambiaron acusaciones de responsabilidad sobre el bloqueo y estancamiento para formar el Ejecutivo.
Las esperanzas de encontrar solución cayeron al vacío en ese momento, pese a lo cual el jefe de los diputados libaneses continúa firme en seguir adelante con su oferta y evitar una anunciada catástrofe social.
‘Si no logramos la formación de un gobierno, el colapso será total’, dijo el exministro de Finanzas Ali Hasan Khalil, asesor de Berri.
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