La cifra incluye a individuos identificados con graves dificultades motoras, comorbilidades, alteración de la autonomía en las actividades diarias de cuidado personal y en las instrumentales, al carecer de una ayuda adecuada para cubrir sus necesidades.
La exploración, intitulada Las personas mayores y sus demandas sociales y sanitarias, la cual abarcó a alrededor de 6,9 millones de personas en ese grupo de edad, fue realizada por el Istat junto a la Comisión para la reforma de la atención sanitaria y social a la población anciana, establecida en el Ministerio de Salud.
Alrededor de un millón de esos ancianos viven solos o con otros miembros de la familia mayores de 65 años sin apoyo o con un nivel de ayuda insuficiente; también carecen de los recursos económicos necesarios para acceder a servicios privados de asistencia.
El estudio llamó la atención sobre la importancia de identificar la demanda económica y social de esas personas y ofrecer un servicio de ayuda principalmente en el hogar y en el territorio, además de asegurarles una mejor calidad de vida.
La propuesta alertó, además, sobre la necesidad de evitar que la desventaja de hoy se ‘transforme y explote como una demanda de salud insostenible’.
oda/smp