Por Orlando Oramas León
Corresponsal jefe en Uruguay
Ella resultó una de los detenidos desaparecidos de la última dictadura (1973-1985), de un total de 192, de los cuales 39 fueron mujeres.
EMBARAZADA Y COMUNISTA
Tres hombres vestidos de civil y con botas negras ingresaron a la casa que Sanjurjo alquilaba durante los primeros días de noviembre de 1977. Allí la esperaron y detuvieron. Y hasta hoy.
Amelia Sanjurjo Casal era militante del Partido Comunista y secretaria de Organización de su seccional novena. Cuando fue secuestrada laboraba en la editorial Mundo Libre y había cumplido 41 años.
Según testimonios, sus captores se llevaron a dos, pues para ella transcurrían las primeras semanas de embarazo. Fue recluida en el centro de detención de La Tablada, en las afueras de Montevideo.
Allí una amiga, Leonor Albigali, escuchó sus gritos durante las torturas hasta un día que se impuso el silencio.
Murió a principios de noviembre, según la llamada que recibió su hermana Carmen de un hombre que no se identificó.
BÚSQUEDA DE LOS DESAPARECIDOS
La osamenta encontrada en junio en terrenos del Batallón 14 del Ejército uruguayo podría ser la de ella, pero también de otras 18 féminas que continúan en paradero desconocido, pues hay 21 que ya fueron descartadas según la información genética disponible.
Entre las descartadas están Elena Quinteros y María Claudia García de Gelman, de quienes se conoce fueron vistas por última vez en el predio del Batallón 14. Iguales datos se conocen de Amelia Sanjurjo, pero de ella no hay muestras suficientes, hasta ahora, para conseguir su identificación.
Del fémur encontrado en el batallón 14 y enviado al laboratorio forense de Córdoba, Argentina, se obtuvo un “perfil genético completo”.
Pero cuando los investigadores fueron a contrastar en el banco de datos, no lograron coincidencia con ninguna de las muestras de familiares de 21 mujeres desaparecidas, consigna el diario El Observador.
De otras 12 no pudieron pesquisar porque las muestras resultan insuficientes. Y de seis no había muestras de familiares.
Por eso los antropólogos e investigadores de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) revisaron caso a caso e iniciaron el reconocimiento de familiares que pudieran nutrir el banco de datos genéticos.
En el caso de Amelia Sanjurjo, no tuvo hijos. Su hermana Carmen ya murió; los sobrinos están en el exterior y los padres enterrados.
Queda ahora que los investigadores estudien si quedan muestras de la hermana fallecida o de otro pariente de primera línea. Otra opción será ir en busca de los restos de los padres.
La Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh), que tiene la competencia legal en la búsqueda de los desaparecidos, posee amplias facultades para disponer las exhumaciones en predios públicos o privados que sean necesarios.
La antropóloga Alicia Luisardo, a cargo del grupo de búsqueda, explicó que para identificar se privilegia a los donantes verticales, es decir, madre o hijo de la persona desaparecida.
«Pero no todas las familias tienen ese donante. Algunos tienen un hermano, un sobrino o un nieto. Hay que estudiar caso a caso cuál es la situación para complementar esa donación», explicó.
A 50 años del golpe de Estado, el banco de datos de familiares de desaparecidos sigue sin estar completo.
“Cuando empezó a juntarse la información de los desaparecidos, a la salida de la dictadura, no estaba extendida la técnica de ADN”, recuerda Ignacio Erranodena, integrante de la organización Familiares de Detenidos Desaparecidos. Recién a comienzos del nuevo milenio empezaron a juntarse las muestras.
“Para entonces había familiares directos ya fallecidos, de otros se encontraron familia muy lejana o a veces los familiares no querían tomarse la muestra de sangre porque los removía mucho”, apuntó.
Erranodena confía en que, de a poco, los familiares vivos se sumen al banco como “ya lo vienen haciendo” algunos tras conocerse la falta de información para identificar los últimos restos encontrados.
Las pericias confirmaron que correspondían a una mujer, y también que sufrió una muerte violenta. Ello, junto al modus operandi en su caso, incluso la forma de enterramiento, concluye que se trata de una víctima de la dictadura que imperó entre 1973 y 1985.
Hay más, a apenas 100 metros del descubrimiento fueron encontrados años antes los restos del maestro Julio Castro (2011) y del militante del Partido Comunista Revolucionario Ricardo Blanco (2012).
La voluntad expresa del Inddhh, del grupo de antropólogos que busca en el terreno, e incluso del Ministerio de Defensa, según su titular, Javier García, es de agotar todos los recursos para encontrar e identificar a los desaparecidos.
«Al no obtener la coincidencia, nos refuerza que hay que trabajar de forma conjunta», remarcó a su vez el fiscal especializado de Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe. Al respecto adelantó que la Cancillería apoyará la búsqueda de muestras de «algunos familiares de una de las posibles víctimas» que «están en el exterior».
Resultan pasos para responder a la pregunta: Amelia Sanjurjo, ¿eres tú?
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